Aunque a menudo se les presenta como los elegantes agentes con gafas de sol preparados para defender al presidente en cualquier momento, las operaciones del Servicio Secreto son notables, privadas y legendarias. Pero el Servicio Secreto es más complejo de lo que parece a primera vista. Estas son las partes más locas y fascinantes de ser agente del Servicio Secreto, desde conocer las aficiones del presidente hasta controlar hasta el más mínimo detalle de sus actividades, y todo lo demás. Prepárate para asombrarte por las enormes distancias y la cuidadosa planificación que se emplean para garantizar la seguridad del presidente.
No pueden rechazar el servicio
El Servicio Secreto tiene la misión de proteger a un gran número de personas. Además de a sus familias personales, vigilan al presidente, al vicepresidente, al presidente electo y al vicepresidente electo. Aunque puede parecer un poco intrusivo e invadir su espacio personal, esta protección es esencial para su seguridad. Lamentablemente, es obligatoria, y estas personas no pueden declinar la supervisión del Servicio Secreto hasta que hayan dejado su cargo.
Pueden solicitar el servicio para otros
El presidente y el vicepresidente pueden elegir a otras personas que consideren que también deben ser protegidas, pero no pueden rechazar ningún servicio. Después de situaciones tensas y aterradoras, pueden pedir que se escolte a las clases o a otros miembros del personal que trabajan estrechamente con el presidente. La necesidad del presidente de proteger a los empleados de la Casa Blanca tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, demostró la adaptabilidad y capacidad de respuesta del Servicio Secreto a los cambiantes requisitos de seguridad.
Vienen los Chefs
El Servicio Secreto da mucha importancia a la seguridad alimentaria, aplicando estrictas directrices para evitar que las comidas del presidente sean manipuladas o contengan componentes nocivos. Es más fácil vigilar a los cocineros de la Casa Blanca, pero es más difícil garantizar la seguridad de los alimentos cuando viajan. Esto se soluciona con el hecho de que los mayordomos de la Marina viajan con el presidente, ya que son las únicas personas en las que se puede confiar para que cocinen para él. Esta medida demuestra hasta qué punto el presidente está protegido de posibles riesgos relacionados con la comida.
Rodar en tiempo real
El Servicio Secreto utiliza vídeos para aprender cómo pueden desarrollarse las situaciones y captar detalles que podrían haberse pasado por alto en tiempo real. Los agentes ven filmaciones anteriores durante el entrenamiento para aprender de las situaciones fallidas. Ahora se graban todos los convoyes y actos presidenciales para examinar o identificar a determinadas personas.
Monitorización de empleados de hotel
En un esfuerzo por mantener bajo control cosas que podrían ser peligrosas, el Servicio Secreto debe prestar mucha atención a los hoteles en los que se aloje el presidente cuando visite otros estados o naciones. Además de requisar los ascensores para su propio uso, el Servicio ocupará los alojamientos del presidente en los niveles superior e inferior. Además, se podrán verificar los antecedentes de cualquier persona que interactúe con el presidente y su séquito. Mientras el presidente esté alojado en el hotel, se ordenará a cualquier miembro del personal con antecedentes penales que se quede en casa.
Las comparecencias improvisadas son estresantes
El Servicio Secreto es experto en preparar un espacio para proteger al presidente, pero sus capacidades se ponen a prueba cuando se les pide que reciban a personas privadas de improviso. Uno de los aspectos más exigentes del trabajo es lo que los agentes llaman “trabajar a la cuerda floja” Los agentes deben estar en alerta máxima, buscando siempre entre la multitud actividades sospechosas, que pueden ser tan simples como una mano metida en un bolsillo, porque estas multitudes pueden ser imprevisibles e incontrolables.
Ni un momento de intimidad
Por desgracia, no gozan del mismo nivel de privacidad que nosotros mientras estamos protegidos por el Servicio Secreto. Los agentes del Servicio Secreto deben estar siempre a mano para protegerles de cualquier ataque que pudiera explotar sus momentos más vulnerables. Esto incluye cuando utilizan el baño, van al médico e incluso se someten a procedimientos médicos como colonoscopias. Puede parecer un poco intrusivo, pero es por su propia seguridad.
Las gafas de sol icónicas
Aunque parece que rara vez se ve a los miembros del Servicio Secreto sin sus reconocibles gafas de sol, su uso va más allá de la mera protección contra los rayos del sol. Las omnipresentes gafas de sol que llevan los agentes del Servicio Secreto tienen dos funciones: protegen sus ojos de líquidos y otros proyectiles y permiten a los agentes vigilar a las multitudes sin levantar sospechas. Su capacidad para vigilar encubiertamente los peligros, manteniendo al mismo tiempo su seguridad, se ve mejorada por este uso táctico de las gafas, que demuestra lo mucho que se piensa incluso en los aspectos más pequeños de sus responsabilidades de protección.
Nuevas aficiones
Puede que algunos agentes del Servicio Secreto tengan que dedicarse a nuevos pasatiempos, porque no se les permite dejar solo al presidente ni un minuto. Al fin y al cabo, deben ser capaces de seguir el ritmo de lo que haga el presidente. Los antiguos presidentes corrían y montaban a caballo, y sus leales agentes estaban a su lado. Para desempeñar sus exigentes tareas mientras corrían o cabalgaban durante kilómetros con el presidente, tenían que estar en las mejores condiciones físicas, demostrando su versatilidad y compromiso.
No hay juramento
A pesar de que en las películas da la impresión de que cada agente debe prometer que sacrificará su vida por el presidente, no existe un juramento obligatorio que los agentes deban prestar para prestar juramento. Dado que los miembros del Servicio Secreto dedican toda su carrera a salvaguardar a los demás, huelga decir que son conscientes de que, en las peores situaciones, pueden llegar a perder la vida en el proceso. Sin embargo, como toman todas las precauciones para evitar una circunstancia grave, en realidad nunca asumen un compromiso tan dramático.
Eventualmente Pueden Negar la Protección
Aunque la protección del Servicio Secreto es necesaria durante el mandato de un presidente, puede prolongarse durante toda su vida si así lo desea. El Congreso aprobó una ley en 1965 que permite al Servicio Secreto ofrecer a los ex presidentes y a sus cónyuges seguridad perpetua. Sin embargo, los ex presidentes pueden optar por no aceptar esta protección y emplear en su lugar personal y medidas de seguridad privados. Esta norma permite a los individuos elegir cómo quieren ser protegidos, al tiempo que garantiza que los anteriores dirigentes dispongan de alternativas de seguridad permanentes.
Tienen una base de datos de tinta
El presidente recibe un aluvión de mensajes tanto de partidarios acérrimos como de otras personas descontentas con lo que ocurre en la Casa Blanca. El Servicio Secreto tiene un método para centrar su búsqueda en el remitente de una carta amenazadora o preocupante. Al parecer, la organización trabaja con productores de tinta para mantener una amplia base de datos de más de 15.000 “etiquetas” únicas en la tinta. El Servicio puede identificar posibles peligros utilizando estos identificadores, que pueden vincularse a marcas y tiendas concretas que venden la tinta.
Se permite hacer pedidos
Puede parecer contradictorio que el presidente pueda pedir comida para llevar, ya que el Servicio Secreto pone especial cuidado en garantizar que los alimentos que consume son seguros. Sin embargo, han ideado un plan para que el presidente pueda saborear una apetitosa pizza de comida para llevar. Antes de que el servicio se la entregue al presidente, la comida para llevar y el correo suelen enviarse a otra dirección, en algún lugar cercano a la Casa Blanca. Como las personas que preparan y entregan la comida desconocen al destinatario, se espera que disminuya el riesgo.
Se utilizan para falsificar munición
Los agentes del Servicio Secreto tienen que estar preparados para cualquier cosa, incluidos posibles asaltos. Los agentes pasan por un entrenamiento exhaustivo que reproduce amenazas reales y les permite perfeccionar sus reacciones ante circunstancias cruciales para reproducir estos escenarios de alta intensidad. Mientras algunos agentes gestionan los riesgos simulados, otros simulan ser el presidente a lo largo de estos ejercicios. En el entrenamiento se utiliza munición de plástico que pica y deja una marca de color para que los agentes puedan saber si ellos o su “cliente” han sido alcanzados.
Planes de viaje detallados
El presidente viaja con frecuencia, por lo que el Servicio Secreto tiene que organizar y gestionar cuidadosamente cada parte de su viaje. Se aseguran de que un hospital o centro de traumatología nunca esté a más de diez minutos en coche. De este modo, el Servicio Secreto puede utilizar sus conocimientos médicos para tratar al presidente si tiene un problema de salud mientras conduce o asiste a un acto, hasta que lleguen al hospital. Además, un agente familiarizado con el equipo quirúrgico estará destinado en el hospital al que viajen para garantizar una asistencia médica rápida.
Los cocineros están muy vigilados
El Servicio Secreto vigila de cerca todo lo que dice el presidente. Durante todo el procedimiento, habrá agentes apostados en la cocina, vigilando estrechamente a los cocineros para asegurarse de que nadie añade sustancias químicas peligrosas, como veneno para ratas o arsénico. Como el Servicio Secreto debe supervisar la preparación para garantizar su seguridad, los alimentos enviados como regalo al presidente nunca llegarán a sus manos. El presidente está protegido de posibles peligros relacionados con la comida gracias a estas estrictas medidas.
Manos falsas
Los miembros del Servicio Secreto deben mantener las manos libres y alerta para estar preparados para cualquier cosa. Se rumorea que hay agentes que ocultan un arma bajo el abrigo poniéndose manos postizas. Un “brazo falso táctico” no es inaudito, pero los agentes no suelen tener las manos sobre sus armas todo el tiempo. Antes que disparar a un atacante, las personas más cercanas al presidente y a la primera dama dan prioridad a protegerlos.
Entrevistar a posibles amenazas
El presidente está acostumbrado al peligro y a las amenazas porque es la persona más poderosa del gobierno de EEUU. El Servicio Secreto inicia las operaciones en cuanto alguien indica su deseo de poner en peligro la vida del presidente. Para decidir el castigo adecuado, investigan todas las facetas de la vida del posible asesino. Para determinar el alcance de la amenaza, hablan con amigos, familiares y prácticamente cualquier otra persona que conozcan. Entonces pueden ponerse en contacto para emitir una advertencia, organizar una evaluación psicológica o presentar un caso de delito grave contra ellos.
Comunicarse con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad Locales
Para garantizar una protección completa de los lugares que visita el presidente, el Servicio Secreto trabaja en estrecha colaboración con las fuerzas de seguridad locales. Las fuerzas de seguridad locales se encargan de la seguridad del perímetro, mientras que los agentes del Servicio Secreto se concentran en mantener seguro al presidente dentro del edificio. Regulan las aglomeraciones, mantienen al público a una distancia segura e intentan reducir cualquier posible amenaza externa. Con las autoridades locales encargadas de los peligros externos y el Servicio Secreto de las amenazas internas, este esfuerzo cooperativo garantiza un marco de seguridad sólido y un ambiente seguro para el presidente.
Establecer Anillos de Protección
El Servicio Secreto forma tres bandas concéntricas de protección siempre que viaja un presidente. Para asegurarse de que se encuentra en la zona más segura posible, la primera es la más cercana: el interior de un edificio está vigilado por agentes, detectores de metales, detección de explosivos asistida por perros y otras tecnologías. El siguiente anillo se concentra en el exterior del edificio, donde los agentes supervisan al público con ayuda de las fuerzas de seguridad locales. Por último, se utiliza la vigilancia aérea de la región, incluidas las estructuras y paisajes cercanos, para abordar las preocupaciones de largo alcance.
Movimientos Ocultos
Cuando un presidente se dirige a una multitud, la gente suele actuar de formas que no son abiertamente peligrosas, pero que podrían suponer un riesgo para la seguridad en circunstancias más graves. Para manejar estos encuentros de forma discreta, los agentes especiales son esenciales. Para garantizar la seguridad, podrían, por ejemplo, retirar con cuidado a alguien que haya rodeado al presidente con los brazos. Estas pequeñas acciones, que el presidente y la multitud suelen pasar por alto, son esenciales para mantener un ambiente seguro y evitar posibles problemas.
Medicina de diez minutos
Sólo un pequeño porcentaje de los miles de agentes del Servicio Secreto están asignados a la División de Protección Presidencial (PPD), encargada de proteger al presidente y a su familia. Tras recibir una amplia formación en “medicina de 10 minutos”, estos agentes en concreto están equipados con los conocimientos y habilidades necesarios para tratar al presidente con cuidados de soporte vital en caso de emergencia hasta que pueda hacerse cargo de él personal médico más cualificado. Además de agentes, ¡son enfermeras!
Sangre a mano
Las situaciones en las que el presidente podría perder sangre y requerir atención médica rápida son sólo uno de los muchos escenarios para los que el Servicio Secreto debe estar preparado. Por ello, la comitiva del presidente siempre tendrá bolsas del tipo de sangre del presidente en el vehículo, independientemente de su ubicación o destino. El presidente está en buenas manos, o al menos tiene unos minutos más de vida antes de que lo lleven a un hospital, cuando combinas eso con la experiencia y la formación médicas del Servicio Secreto.
Limusinas fuertemente blindadas
Los presidentes viajan con frecuencia, por lo que necesitan conductores altamente cualificados y vehículos bien vigilados para garantizar su protección. Los coches del presidente y del vicepresidente son a prueba de balas y de pinchazos, y sólo se revisan en una instalación del Servicio Secreto que realice las reparaciones necesarias. Además, a los agentes que manejan estos coches se les enseña a ejecutar un giro de 180 grados en caso de un cambio rápido en la ruta, como una explosión o un control de carretera, y tienen mucha experiencia en conducción defensiva.
Lo que no hacen
Por el bien de las personas a las que protegen, el personal del Servicio Secreto arriesga su vida regularmente. Han dedicado su vida a eliminar amenazas y están constantemente en alerta máxima. Pero sus acciones tienen un límite. Incluso con su amplia gama de funciones, no realizan recados personales. Por ejemplo, una vez un agente rechazó cortésmente la petición de un vicepresidente de recoger su colada. Deben seguir dando prioridad a la seguridad antes que a los deberes personales.
Las redes sociales dificultan las cosas
El presidente puede verse obligado ocasionalmente a viajar a lugares no identificados o a participar en operaciones encubiertas. Pero la existencia de las redes sociales lo ha hecho mucho más difícil y arriesgado. Hoy en día, si alguien hace una foto del Air Force One en vuelo, todos los medios de comunicación pueden informar sobre el paradero del presidente y publicarlo para que lo vea todo el mundo. El Servicio Secreto se enfrenta a toda una nueva serie de amenazas como consecuencia de las redes sociales.
Toda amenaza debe ser investigada
El Servicio Secreto debe llevar a cabo una investigación exhaustiva cuando el presidente recibe una carta amenazadora. Esta norma también se aplica a las amenazas enviadas a través de las redes sociales, que han provocado un fuerte aumento del número de estos mensajes. Cada amenaza -ya sea manifiesta o encubierta- se examina para determinar su potencial y motivación. Para proteger al presidente, los agentes deben examinar incluso las cuentas anónimas de Internet, lo que subraya las mayores dificultades que entraña la gestión de los riesgos de seguridad contemporáneos.
Cada compromiso se escenifica cuidadosamente
El Servicio Secreto se enteró tras el asesinato de JFK de que el presidente ya no podía viajar en un vehículo abierto. Los agentes preferirían mantener al presidente fuera de la vista del público y en un coche cerrado, pero los ciudadanos exigen más implicación que eso. En consecuencia, cada vez que el presidente aparece en público, la interacción con el público se planifica meticulosamente. Con multitudes bloqueadas, policías de guardia, agentes paseando por ellas y protección desde arriba, hay una cobertura de protección de 360 grados.
Creación de un escudo humano
Cuando el Servicio Secreto se ve amenazado, tiene que interponerse entre el objetivo y sus defensores, sirviendo a menudo de escudo humano, una estrategia sencilla pero poderosa. Esta táctica es ahora una parte esencial de su entrenamiento. Para salvaguardar al presidente de cualquier peligro, los agentes ensayan la formación protectora a su alrededor. Para garantizar la protección del presidente, estos agentes crean una barrera física contra posibles amenazas utilizando sus cuerpos para obstruir y defender.
Actuar como agentes de viajes
Los agentes del Servicio Secreto organizan cuidadosamente todos los aspectos de los viajes presidenciales para garantizar la eficacia y la seguridad. Esto incluye comprobar los hospitales locales, elegir alojamientos seguros y asegurarse de que el espacio aéreo no está obstruido. También eligen los vehículos que se utilizarán y organizan las rutas de la comitiva. No hay lugar para la espontaneidad en los viajes presidenciales cuando se tarda meses en completar una preparación tan meticulosa. Mantener la seguridad y asegurarse de que cada parte del viaje del presidente se planifica y lleva a cabo meticulosamente dependen de este enfoque metódico.
La seguridad de la Casa Blanca
Te deseo suerte en tu intento de entrar en la Casa Blanca. La Casa Blanca es uno de los lugares más seguros del mundo gracias a la fuerte barrera creada por estas medidas de seguridad utilizadas conjuntamente. Se utilizan láseres infrarrojos para asegurar todo el perímetro, garantizando que no se pase por alto ningún peligro. Además, hay drones preparados para interceptar cualquier aeronave no deseada en la “zona de exclusión aérea” que es el espacio aéreo que rodea la Casa Blanca. Por último, las defensas del complejo contra posibles atacantes están reforzadas por su alta valla y sus ventanas a prueba de balas.
Aprender Artes Marciales
Algunos miembros del Servicio Secreto están entrenados en el arte marcial ruso Systema, que practicaron por primera vez fuerzas militares como el KGB y los Spetsnaz, y también llevan armas para proteger al presidente. Controlar las palancas, los brazos, las piernas y los codos de un atacante, al tiempo que se defienden de las armas y se desarman, forma parte del Systema, que es famoso por su crueldad y su ética del “todo vale”. Los agentes entrenados en Systema son capaces de gestionar varios ataques manteniendo la compostura bajo coacción. Sólo quieren desarmarse, aunque sea bastante arriesgado.
Tomando la Marina Uno
Transportar al presidente de un lugar a otro a bordo del Marine One, o de cualquier instalación militar estadounidense, suele ser más cómodo y eficaz que viajar en coche, que requiere una vigorosa comitiva para proteger al presidente. El presidente es transportado en un helicóptero del Cuerpo de Marines, dotado de capacidades de defensa y comunicación de vanguardia. Para estos vuelos, los agentes del Servicio Secreto tienen que organizar cada pequeño detalle y hacer una gran planificación. Los helicópteros señuelo suelen volar junto al Marine One para confundir cualquier ataque. El presidente es transportado de forma rápida y segura después de que las fuerzas de seguridad locales y los agentes del Servicio Secreto aseguren la zona de aterrizaje.
Visita a la Casa Blanca
Conseguir una visita guiada por algunas zonas de la Casa Blanca no es difícil, pero hay que tomar algunas medidas de seguridad antes de entrar en el recinto. Es uno de los edificios más seguros de la nación, por lo que tienen que asegurarse de que todos los que entran son fiables. Para que el Servicio Secreto compruebe los antecedentes de cada miembro del grupo que entra, hay que presentar una solicitud de visita con al menos tres semanas de antelación, junto con los números de la seguridad social. Sólo podrás entrar si comprueban que no tienes antecedentes.
El ascensorista a mano
Para garantizar la seguridad del presidente, el Servicio Secreto planifica todas las posibilidades, incluso las más cotidianas, como una avería del ascensor. Los agentes son precavidos cuando se alojan en hoteles para asegurarse de que el presidente nunca se quede tirado. Hacen arreglos para que haya un reparador de ascensores allí y siempre cerca, preparado para actuar con rapidez en caso de que un ascensor funcione mal. Este grado de planificación demuestra lo dedicados que están a mantener ininterrumpida la agenda del presidente y a garantizar un funcionamiento fluido en todo momento.
Un Juego de Tejer
Para garantizar que nadie intente siquiera identificar en qué coche va el presidente, el personal del Servicio Secreto considera que tener muchos coches en la comitiva presidencial es insuficiente. El número exacto de vehículos y su configuración varían en función de la operación; en ocasiones, el presidente ni siquiera está en ninguno de los vehículos. Cuando se trata de maximizar sus tácticas contra posibles peligros, el Servicio Secreto es un experto. Para confundir a los atacantes, conductores extremadamente hábiles entrelazan los vehículos entre sí mientras están en movimiento. La seguridad y el secreto del presidente están garantizados además por las matrículas iguales de las limusinas.
Vigilando la Casa Blanca
La seguridad del presidente y la vicepresidenta es responsabilidad del Servicio Secreto, pero éste colabora frecuentemente con organismos locales para mejorar la protección. El Departamento de Policía Metropolitana, la División Uniformada del Servicio Secreto y la U.S. Los parques y calles de la Casa Blanca son patrullados por la Policía de Parques, que coordina sus operaciones. En las zonas más próximas a la mansión presidencial, esta cooperación garantiza una protección completa y mantiene un alto grado de seguridad.
Tipos de delitos que investigan
La protección de los políticos más poderosos del gobierno estadounidense no es la principal tarea del Servicio Secreto. También se encargan de investigar los delitos financieros y las amenazas contra sus protegidos. Entre ellos figuran el robo o falsificación de dinero en efectivo estadounidense y la falsificación de cheques, bonos u otros valores del Tesoro de EEUU; el fraude con tarjetas de crédito, telecomunicaciones, ordenadores o documentos de identidad; y los delitos que afectan a instituciones financieras cubiertas por seguros del gobierno. De este modo, protegen la integridad de los sistemas financieros del país.
Las limusinas desplegadas para la protección
La comitiva presidencial es una de las partes más importantes del Servicio Secreto, ya que viajar por carretera expone a los protegidos a amenazas desconocidas y problemas imprevistos en la carretera. Se compone de vehículos personalizados y, ocasionalmente, alquilados. Se calcula que hay entre 16 y 20 limusinas presidenciales. Se requiere una planificación meticulosa para preposicionar los vehículos más capaces y, a menudo, los más nuevos, en función del nivel de amenaza y del entorno operativo de cada destino. Esta coordinación logística garantiza la seguridad del presidente desplegando los vehículos más adecuados para cada situación.